¿Preocupada por dónde y con quién estará tu galán? ¿Las “lagartonas” te lo quieren quitar? Aguas, los celos te pueden sacar de la jugada. te pueden hacer daño.
Los celos son una reacción natural y no necesariamente mala. Los sufres cuando temes que una persona te robe la atención y el cariño de alguien que quieres. Son buenos si te ayudan a cuidar determinada relación que es importante para ti, pero también te pueden robar la razón y hacerte actuar por impulsos hasta convertirte en una auténtica troglodita. También pueden ser muuuy dolorosos. Conoce sus diferentes caras y aprende a sacarles el mejor provecho, tanto para tu crecimiento personal como para la relación con ese chavo que adoras.
Celos normales
Supongamos que Ruperto (o como se llame tu galán) goza al platicar sobre el colisionador de hadrones y otros engendros de la ciencia y la tecnología, de lo cual tú no sabes ni papa. Entonces, un día aparece Hermenegilda, una chava de la escuela que es una experta en la materia, y, ¡horror!, se pone a alegar con tu amado sobre la conveniencia de activar una vez más tal aparatote, pues —explica la muy graciosa— los últimos estudios —habla de eso con más facilidad que si hablara de Robert Patinson— demuestran que es totalmente inofensivo para el planeta Tierra y para el resto de la vía láctea, etc., etc., etc. Ruperto queda maravillado ante el rollo intergaláctico de Hermenegilda y te pide que le detengas su chamarra para, calculadora en mano, hacer números con ella sobre la probabilidad de que un hoyo negro cruce el planeta y se estampe contra algún núcleo atómico.
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